sábado, 4 de abril de 2009

Mochila genital de base sólida


Empecemos por donde nadie empieza: las letras de los temas. Sí, las letras, hay una poesía del trío. Una especie de joda bien lograda. Un absurdo bien lejano de toda solemnidad. Palabras de “ilustrados de barrio”. Por eso son poetas, el humor requiere talento. Tenían todo el derecho de declarar allá por principios de los noventa que había llegado “la era de la boludez”
Sigamos con la música. Hay de todo; rocanroles sin mucha sutileza, funk-rock poderosísimo y bien arreglado (“salir a asustar” por ejemplo), reggae, psicodelia etc. Los riffs y solos de guitarra de Mollo (un legítimo heredero de Hendrix) te ponen la piel de gallina, además canta bien Ricardito; el bajo creativo y poderoso de Arnedo (quien tuviera esa polenta en los dedos) siempre solidamente unido al baterista de turno (por eso suenan tan bien).
Es la banda que más veces fui a ver en vivo. Esos recitales de pogo violento, donde Mollo despliega su carisma y el sonido se siente en el cuerpo. Una banda con mucha fuerza. Un poder que no va en desmedro de la sutileza, la inteligencia, la creatividad, como pasa en otras bandas (que no nombraré) que son tan – solamente- poderosas que aburren.
Anécdota: En un recital, los "barrabravas del rock" empezaron con eso de "Luca ya se murió...que se muera Cerati la puta madre que lo parió". Mollo, que hubiera podido dejar pasar ese fanatismo violento, les paró el carro: "no chicos.Luca se murió... y yo no quiero que se muera nadie más..." Un grande, Mollo.

Mariano

Clown de las palabras