martes, 22 de diciembre de 2009
Otro ladrillo en la pared
El rock fue el blanco de las palabras de un funcionario de educacion porteño, como deben saber. El tipo dijo cosas peores que acusar al rock, como sabrán (cosas más preocupantes).
Lo que me llama la atención es cómo esas invectivas por parte de un funcionario le dan al rock la oportunidad de revelarse con eficacia. Los jóvenes que escuchan rock tienen ahora un enemigo encarnado en una persona. Me resulta ingenuo el ataque al rock, porque al rock le conviene ser atacado, se nutre de la rebeldía ante los que detentan poder político. En vez de salir herido, el rock tiene la oportunidad de ejercer su rebeldía, de tomar la palabra, revivir el momento en que ese movimiento se enfrentaba a los dinosaurios de la cultura.
En la obra “The Wall” se plantea un cuestionamiento radical a la educación: “We don´t need no education”. La educación aparece como la encargada de domesticar a las masas, preparar a los chicos para aceptar la autoridad, aceptar el sistema, cortarle las alas a los poetas, etc.
Me permito opinar que esto es una verdad a medias, porque así como la educación crea seres oprimidos, tambien otorga elementos para conformar seres autónomos. Los maestros no son todos autoritarios como los describe la película de Alan Parker y los alumnos no son seres pasivos ante lo que se les inculca en la escuela. Además, la gente sin educación es más fácil de manipular.
Por otra parte, el rock es antihipócrita y libertario en su esencia. Tal vez eso le molesta a un funcionario como el aludido.
Propuesta: No estaría mal que en los colegios se dictara la materia “Rock”. Seguro despertaría interés en los chicos.
Mariano
Payaso de las palabras