sábado, 27 de marzo de 2010
Huellas del pasado
El auto va por una ruta de la Provincia de Buenos Aires. Una familia viaja en él, rumbo a una suerte de exilio fronteras adentro. Cambiar de ciudad era una forma de ocultarse en aquella época. El padre conduce, su esposa embarazada se mantiene alerta, teme un accidente. En el asiento de atrás un niño de cuatro años va cambiando de posiciones inquieto, el viaje lo aburre.
El horror había irrumpido en el hogar hacía unas noches, aterrorizándolos. Habían tenido suerte. Ahora había que huir.
De pronto en la ruta se divisan una hilera de autos detenidos. La policía los detenía y les pedía papeles.
El padre y la madre pierden la calma. La madre se toma la cara y llora. El padre trata de calmarla “Es peor así, tratá de calmarte, gorda. Les decimos que tenemos una emergencia, que vamos a un hospital”. El niño mira preocupado.
El auto toma un lugar en la fila y se va acercando a los policías.
De pronto, el padre mira hacia atrás y, con voz temblorosa le ordena al niño que finja estar enfermo “acostate y hacé como si te doliera la panza”
“¿Porqué están así papá y mamá? ¿Porqué llora mamá? ¿Porqué me piden que me haga el enfermo?” Piensa el niño perplejo y asustado…