Siempre que pensamos que una institución de la sociedad se ajusta a "lo natural",que al ser lo preferido por la mayoría es incuestionable y constituye "lo normal", lo acorde con el "sentido comun", aquello a lo que debemos ajustarnos todos; y por lo tanto nos oponemos a intentos de cambio, sintiéndolos como una amenaza a "lo correcto". No sólo estamos siendo conservadores; no solo estamos ejerciendo una autoritaria objeción al derecho a la diferencia; tampoco sólo estamos siendo ciegamente manipulados por las autoridades religiosas; no sólo somos cobarde y patoteramente reprobadores y opresores con las minorías, etc. Lo peor de todo es que estamos demostrando nuestra necedad. Porque no ser capaces de concebir que puedan tener legitimidad las elecciones de vida diferentes a las nuestras expresa una pobrísima capacidad de pensar con profundidad, de mirar las cosas desde otras perspectivas, de reflexionar con independencia y autonomía.
Negarse a una regulación que contemple el matrimonio entre homosexuales, no sólo es algo intolerante, autoritario y antidemocrático, es permitir que nos legisle el pensamiento cerrado y obtuso, que triunfe el pensamiento pobre, cuadrado, de rigidez estéril.
El respeto a la diferencia y la aceptación de las minorías enaltece el espíritu democrático. Por suerte, muchos creen que el amor es legítimo cualquiera sea su forma. Por suerte hay mucha gente inteligente, abierta y generosa.
Me consta que el rock es una subcultura donde los prejuicios no tienen mucho
espacio.
Por suerte.
Mariano
Payaso de las palabras