viernes, 5 de diciembre de 2008
Jimmy Hendrix. Aludido en un fragmento de ficción
"...Un día pasó algo que me marcaría a fuego: escuché un disco en vivo de Jimmy Hendrix. Esa experiencia abriría nuevas puertas en mi sensibilidad. Se trataba de la expansión de los limites expresivos de una guitarra hasta llegar a esos lugares de la experiencia rockera, donde las convenciones y los cánones se disuelven, donde se crean nuevos colores, nuevos matices y sutilezas y, en el caso de Jimmy, ruidos y tormentas sonoras que parecían desafiar las estructuras conservadoras de la realidad ordinaria. Un negro (en un país dominado por los blancos) osaba recorrer un camino que, partiendo de canciones convencionales de tres minutos, iba retorciendo las reglas del rock hasta llegar a un éxtasis de surrealismo sonoro, de realidades lisérgicas donde reinaba la plena libertad de las capacidades expresivas. Todo eso provocado por el ensamble de tres instrumentos. Un trio (“power trios” se los llamaría mas adelante): batería, bajo y guitarra. La banda de hendrix exhibía sus creaciones al público masivo e influía a otros músicos de diferentes partes del mundo merced al poder de los medios de difusión.
Claro que en las raíces de ese despliegue de talento estaba el blues, el soul, la música negra en general; y además las experimentaciones habían llegado a cimas admirables en el jazz de los cincuenta. Pero esto de Hendrix y sus compañeros tenía la fuerza y la dimensión propias del artista de rock exitoso: se volvía héroe para multitudes de jóvenes, sus creaciones trascendían lo musical y lo poetico, implicaba una actitud osada provocadora y liberadora, una estetica extrabagante, el ejercicio de una radical libertad de creación. Jimmy hacia mella en gran parte de la juventud de la sociedad norteamericana desafiando al conservadurismo, allá por fines de los años sesenta. Era negro Jimmy y se atrevía a tocar una versión del himno nacional yanqui a toda distorsión haciendo que su guitarra eléctrica emitiera alaridos, semejantes a gritos de dolor ¿Se trataba de una manifestación de patriotismo o una crítica alusión al horror de la guerra que su país llevaba adelante en Vietnam? ¡Un negro atreviéndose a eso! Sin duda revolvería el estómago del WASP norteamericano. En su atrevimiento, Jimmy se hacía cargo del espíritu de la efervescente juventud de esa época y se convertía en un paradigma, un mesías de la psicodelia y la contracultura. Quizas la intensidad con la que vivió sus ultimos años resultó demasiada exhigencia para un cuerpo humano. Murió prematuramente, como un Cristo del rock, de su raza, de la cultura pop, moría joven y en su cima. De esa manera se convertía en una estrella del cielo que guiaría a miles de navegantes de la cultura rock..."
Mariano
Clown de las palabras