miércoles, 24 de diciembre de 2008
A rodar la vida
Anoche fuimos a ver a Fito Paez con una gran amiga. Tocó en la trastienda en el barrio de San Telmo en Buenos Aires. Aunque quizás su popularidad haya disminuido (si lo comparamos con el que llenaba estadios a principios de los noventa), Fito se encuentra en un momento de gran nivel de sus capacidad artística. Se presentó acompañado por una banda de rock menos virtuosa (los Killer Burritos) de las que lo acompañaban hace unos años, pero que cumplieron su trabajo con gran capacidad de moverse en el rock n roll. En coro femenino estaba la sensual y excelente cantante “Emme” (hija de Lito Vitale).
Empezó tocando temas viejos. El show tuvo su momento “intimo” con Fito tocando el piano solo demostrando su dominio del instrumento y sorprendiendo con una intacta voz, después de tantos años de dejar todo en los escenarios. La recta final del show estuvo signada por los hits.
Yo me di el gusto de hacer pogo, revoleando la remera en “a rodar mi vida”, saltando como un desaforado en “Mariposa Technicolor”. Cosas que despiertan las emociones irracionales, desatan las pasiones y dejan libre por un rato al animal que llevamos dentro. Como lo que pasa en una hinchada de fútbol, pero sin la intención de humillar y matar al adversario.
Había gente de todas las edades; aún adolescentes. Es notable la mella que hacen sus canciones en el alma de sus seguidores. Se cumplió un ritual que demostró la vigencia del músico y su capacidad de liderar un show e interactuar con el público.