jueves, 8 de abril de 2010

Paez y la confianza


Paez tituló su último disco con una exhortación que llega como una flecha al corazón: “Confiá”. Quizás una de las cosas más preciosas, positivas y necesarias en una sociedad es que se establezcan lazos de confianza. Sin ellos, no podrían establecerse otro tipo de relaciones necesarias para que la cosa funcione. Si tenés alguien en quien confiar, tenés un tesoro. Es por eso que la gente que traiciona o buchonea me resultan despreciables, aún (o especialmente) los que creen que con su comportamiento actúan en forma “justa”. También me parecen destructivos los discursos que siembran la idea de que todos en el mundo son cagadores: todos los políticos, todos los abogados, todos los profesores, hasta los familiares, etc. El que no cree en nadie se cree libre de ingenuidad: un “vivo” a toda prueba.
No es que yo recomiende la credulidad zonza, pero el cinismo absoluto no me resulta inteligente. El riesgo a ser traicionado siempre está.
Me arriesgo a decir que tanto el que sostiene que todo se rige por interes individual como el que cree que hay traiciones que se justifican en pos de “la justicia” constituyen dos caras de una misma moneda, aunque se crean diferentes, solo destruyen.
Fito Paez, en cambio, nos invita a confiar, a amar, a tejer, a apoyarse en el otro y dar apoyo. El disco no pretende ser “conceptual”. Mi torpe interpretación (o delirio) sostiene que Fito nos quizo decir algo de todos modos.
Paez sabe decir cosas y hacer buenas canciones. Yo confío en tipos como Fito.

Dedico el post a la gente en que confío y a los que confían en mí; especialmente a los que visitan el blog de vez en cuando, con fe en que van a encontrar algo que merezca un poco de atención. Disculpen si los vuelvo a desengañar


Mariano

Payaso de las palabras.