jueves, 29 de julio de 2010

Ficción

Esto es un fragmento de una historia que escribí. Un librito. Aquí se habla del destino de la mayoría de los que en la juventud hacen rock.

"Yo estaba disconforme con mi desempeño de aquella noche. Un dolor de cabeza me había atormentado durante toda la actuación; había pifiado, me había cruzado un par de veces con el baterista y mi falta de concentración hizo que arruinara la ejecución de un arreglo complejo. Traté de darme ánimo pensando que, en definitiva, la mayoría del público no se da cuenta de esos errores sutiles “No se dan cuenta, no se dan cuenta. Nos aplaudieron. Les gustó” Pero cuando uno toca mal, por más que nadie lo note, la experiencia resulta frustrante, deja un sabor amargo. Eran las tres de la mañana. Tomé el primer taxi que encontré e indiqué mi destino. El conductor, de unos cuarenta años, delgado y calvo, me dirigió una mirada melancólica a través del espejo retrovisor. Había reparado en mi instrumento.
- ¿Sos bajista? ¿No?
Hice un esfuerzo por disimular mi mal humor para evitar la descortesía.
- Sí, toco el bajo. Hoy no fue una buena noche para mí…toqué para el orto… Bah…la banda no sonó tan mal… Pero yo…
- ¿Hacés Rock?
- Ahora estoy haciendo Blues ¿Por?
- Por nada. Bah… yo fui tecladista de una banda de rock. A principios de los ochenta…- volvió a mirarme por el retrovisor.
La curiosidad ahuyentó mis pensamientos autocríticos.
- ¡Que bueno! ¿Qué tipo de rock hacían?
- Y…Teníamos varias influencias. A mi me gustaba Charly, Serú Giran…ese palo. Pero en la banda teníamos como líder un guitarrista, que además era el principal cantante y compositor. El chabón un día fue a ver a Sumo y le había impresionado la potencia de la banda: esa mezcla de punk con reggae y otras cosas. A partir de ahí empezamos a hacer algo parecido…
- ¡Que bueno! Sumo ¿Fuiste a verlos tocar alguna vez?
- Sí. Fui a uno de los últimos recitales. Al poco tiempo Luca palmó… El pelado ya estaba limado cuando lo fui a ver – Se dio vuelta y consultó-¿Agarro por la diagonal setenta y cuatro?
- Sí, si…como te parezca - Intrigado insistí con lo de Sumo- ¿Así que Luca estaba mal?
- Sí, el chabón se olvidaba partes de las letras. Algunas las tenía que leer en papeles que estaban en el piso. El tipo interrumpió varias veces el recital. Igual la banda sonó buenísima. Mollo se tocó todo. Le daban más tiempo para hacer solos, para que Luca descansara un poco. Luca era un personaje. Se estaba muriendo el chabón y hablaba en joda. Con ese acento de tano que tenía… Un personaje, Luca.
Yo escuchaba con atención. Sumo y las bandas que se formaron después de la muerte de Luca me gustaban. Sobre todo Divididos.
El viaje no daría tiempo para conversar mucho más, pero pregunté
- Y vos ¿Seguís tocando?
- Yo… no. Bah, tengo un tecladito en casa. Lo agarro de vez en cuando.
- Mhmm…
- ¿Sabés que pasa? Me casé y tengo dos nenas, una de seis y otra de cuatro. Me paso diez horas por día arriba del tacho. Lo que me queda de tiempo se lo dedico a mi familia.
- Claro…
- Además tengo casi cuarenta pirulos. A esta edad es difícil encontrar gente con la que tocar. Y ni hablemos de conseguir que la gente te vaya a ver… Están todos en la misma: laburo y familia, laburo y familia. Los amigos que me quedan ya me fueron a ver en aquella época. Ahora están todos preocupados por cumplir con el laburo, pagar las cuentas, los hijos…imaginate
- Me imagino, loco. Debe ser difícil así – Me arriesgué a indagar más profundo- ¿Extrañas tocar?
- Y… A veces sí, se extraña un poco…Pero llega un momento en que tenés que elegir. Y yo veo sonreir a mis nenas o cuando vienen a abrazarme cuando llego a casa y la verdad que no cambio eso por nada.
Me quedé un minuto en silencio, imaginando a las nenitas del taxista esperando la llegada del papá. Corriendo hacia la puerta para recibirlo y llenarlo de besos. Llegábamos a la esquina que quedaba a media cuadra de mi morada.
- Dejame acá en la esquina nomás, sino tenés que dar una vuelta larga al pedo. Estoy a media cuadra.

El taxi se detuvo donde señalé. Pagué mi viaje y le deseé suerte al taxista. Estaba en un barrio al sur del casco urbano de la ciudad. Caminé con el bajo enfundado cargado sobre mi espalda. Mi cabeza repasaba las palabras del taxista que resumían la vida de la gente de su generacion: “laburo y familia, laburo y familia” ¿Estaría yo destinado a un futuro similar?"


Mariano

Payaso de las palabras